La pandemia y la presencia del COVID-19 en nuestras vidas cambió la perspectiva del trabajo, la economía, las relaciones familiares y otros más… pero se han puesto a pensar en ¿cómo cambió la vida de los niños y las niñas?... o tal vez en ¿cómo cambió la educación inicial? … hablemos entonces de la transformación digital en educación inicial.
EMERGENCIA NACIONAL y EDUCACIÓN INICIAL
El miércoles 11 de marzo se escuchó la noticia de que las escuelas del Perú cerraban por encontrarnos en una situación de emergencia nacional debido a la presencia del COVID-19.
Como directora del Nido Rinconada respetamos la norma y luego de despedir a los niños de 1 a 5 años que atendíamos, el equipo de maestras y directivos nos quedamos hasta las 10 de la noche para prepararnos e iniciar el proceso de transformación digital que vimos había que iniciarlo a la brevedad. Es así que al día siguiente, cada docente en su casa y con el equipo necesario hicimos las pruebas e informamos a los padres de familia para iniciar la educación virtual el viernes 13 de marzo.
Obviamente desde esa fecha hemos pasado por procesos necesarios para un cambio, transformación, adaptación o aprendizaje frente a una crisis. Este proceso implicó etapas, entre las cuales podemos nombrar la contemplación (cuestionarnos el cambio), preparación (decisión firme de cambiar) y acción (practica el cambio).
Para pasar a la transformación digital en educación inicial y en el Nido Rinconada en particular, se tomó menos de 48 horas con el equipo en pleno para pasar por la mayor parte de estos procesos (contemplación, preparación y acción) y empezar a trabajar con un sistema de educación digital, que NO es sinónimo de educación presencial a través de una pantalla.
Consideramos que este cambio de paradigma se logró en tiempo récord gracias al conocimiento que teníamos de educación a distancia (participé y fui capacitada en proyectos de "Educación a distancia" en el CISE-PUCP desde el año 1994), a la vocación de maestras -pues pensamos en qué sucedería con nuestros niños, niñas y sus familias “encerrados” por 15 días (lo cual fue lo indicado en un inicio y a la fecha ya cumplimos más de 6 meses)-; y a la experiencia y recursos digitales con los cuales ya disponíamos desde años atrás en el centro. Nos dimos cuenta del cambio que se daría en la estructura familiar de cada uno de los hogares y nos preguntamos cómo podíamos apoyar en una organización interna de manera externa: explicar horarios, brindar soporte emocional, comunicar el apoyo que requeríamos de los padres y madres para mantener un orden en el quehacer educativo y, principalmente, en cómo propiciar el juego como espacio de desarrollo, terapéutico, disfrute y medio del aprendizaje, pues TODO sería nuevo a partir de ese día: rutinas, responsabilidades, actividades, etc.
La transformación digital implicaba comprender el nuevo trabajo que realizaríamos, es decir, aprender nuevas habilidades para las nuevas ocupaciones de la actividad educativa digital a la cual estábamos ingresando. Es así como muy rápido nos enamoramos de esta transformación digital porque tiene el potencial de remodelar la educación con una rapidez asombrosa y por eso debemos ser responsables con la visión: actividades online y contenidos digitales para modificar un escenario de nuestra vida como es la educación.
Como menciona Luis Lombardero en Trabajar en la era digital: tecnologías y competencias para la transformación digital «Donde se crearán nuevos empleos será en las empresas que se transformen digitalmente. Pero muchos de estos serán en nuevas ocupaciones. Por lo tanto, transformación digital y nuevos empleos irán de la mano. Los países que utilicen la tecnología emergente para hacer la transformación digital con mayor rapidez seguirán teniendo más empleo y de mejor calidad» (2015, p.12).
Es importante mencionar que uno de los pilares de la propuesta metodológica del Nido Rinconada es la Neuropedagogía, y por lo tanto, el conocimiento acerca de la influencia que tiene genética y ambiente para el desarrollo cerebral (desarrollo de la persona con todos sus talentos, habilidades y potencialidades), influyó de manera determinante para indicar que la Educación Inicial no puede parar, sólo tiene que transformarse.
En niños menores de 5 años cada día es un peldaño en su formación y desarrollo, por lo tanto este se puede potenciar si es atendido por un maestro o adulto que realice no solo la acción de acoger y apoyarlo en su crecimiento emocional, sino en acompañarlo y favorecer el andamiaje, es decir, permitir que el niño o niña pueda realizar una tarea o alcanzar una meta que no lograría sin recibir ayuda... el aprendizaje se construye HACIENDO. Otro componente importante es la Zona de Desarrollo Próximo al contar con un adulto que guía al niño en el fortalecimiento de sus habilidades, es decir, formar las redes neuronales bases de la arquitectura cerebral. Caso contrario, será tiempo y oportunidad que no favorecerá en el desarrollo del niño o niña que se encuentra en edades tempranas.
VOCACIÓN DE MAESTRAS y EXPERIENCIA
Es reconocido por la sociedad que en estos seis meses el trabajo de los maestros se duplicó (por no decir que se triplicó) y también se ingresó a su hogar (exponiendo su perfil personal y familiar). Todo esto porque la vocación de maestro se impuso al mostrar la intención de continuar y por lo tanto aprender una nueva modalidad de enseñanza (de la cual la mayoría no tenía algún conocimiento). Esto se evidenció en dedicación al 100%, compromiso, creatividad, tropiezos y aciertos, pero principalmente, la intención de establecer un proceso que pudiera medirse, cuantificarse, lograr resultados satisfactorios y evitar la deserción masiva o retraso en el nivel.
EXPERIENCIA “Nido Rinconada”
Han pasado 6 meses y podemos decir que estamos avanzando en el camino correcto, pues hemos consolidado un sistema donde se articulan los 3 ejes principales: Niño, Familia y Escuela y lo mejor de todo, en el entorno virtual.
A) NIÑOS y NIÑAS .- Con relación a los niños y niñas, en primer lugar se buscó el sostenimiento de cada uno de ellos y no alterar más de lo que supondría estar en casa 24 horas, por lo tanto el contacto con sus compañeros y maestras, así como las actividades que se propusieron se dirigían a mantener y soportar el vínculo emocional pero también continuar con un plan curricular adaptado a las circunstancias actuales, lo cual supuso por ejemplo, el uso de herramientas tecnológicas, hecho que no habíamos contemplado en la magnitud en que se dio con esta explosión del uso y saber.
Los niños no solo han reestructurado sus patrones familiares y aprendido a convivir en un núcleo familiar diferente (ahora los adultos trabajan en casa), sino que vienen disfrutando del aprendizaje con herramientas virtuales a las que no tenían antes acceso, y por lo tanto, sus aprendizajes no se han visto afectados.
Combinan estos aprendizajes con juego (espontáneo y dirigido) que es supervisado por la familia gracias al apoyo, monitoreo y capacitación de las maestras. Los niños siguen disfrutando del aprendizaje pues sus familias valoran lo que día a día demuestran en la cotidianidad: avance en desarrollo social, manejo de emociones de acuerdo a su edad, desarrollo del lenguaje oral y comprensivo, transferir conocimientos de matemáticas a situaciones comunes, etc. es decir, aprender para su vida, lo cual no es sinónimo de aprender para la vida que le llegará en algún momento cuando sea adulto. La personalidad se construye desde la infancia.
B) FAMILIA .- En cuanto a la Familia consideramos que han recobrado el rol de formación de sus hijos, hecho que por la coyuntura del trabajo, tiempo y otras ocupaciones, cada vez depositaban más la responsabilidad en los centros de estudio o cuidado (Nido, Colegios, Guarderías) y ahora se han vuelto a empoderar de su rol protagónico: el de formar y fijar los patrones de crianza a su favor. La familia es una institución social y por lo tanto necesitan formarse para instituirse como padre/madre, y esto lo logramos en la práctica, cuando aprendemos a serlo gracias al acompañamiento de expertos (médicos, profesores, iglesia, familia, psicólogos, asistentas sociales, etc.) quienes nos orientan a salir del individualismo para tener una perspectiva solidaria.
Se ha logrado una actitud de responsabilidad y esfuerzo gracias al amor que tienen a sus hijos, pues esta adaptación supuso cambio de tiempos, rutinas, horarios y organización familiar, a la cual se sumó la tarea de apoyar a sus pequeños hijos en ser ahora los maestros en casa, ¡si!, ahora son unos excelentes formadores pues se vieron entre la espada y la pared, es decir, asumir - además de las tareas propias que tenían como padre/madre, profesional que trabaja en casa, ama/amo de casa, y otras más-, el ser “maestro” de mi hijo siguiendo las indicaciones que les brindaba la profesora.
Mucho reconocimiento tenemos que dar a los padres y madres que confiaron en nuestra propuesta metodológica a distancia pues los resultados se hicieron evidentes en el primer informe de progresos (Junio 2020): estándares alcanzados y niños formados integralmente. Podríamos usar términos como aprendizaje integral, aprendizajes a nivel bio-psico-motor, desarrollo humano, aprovechamiento de las ventanas de oportunidad y otros, pero lo importante es que la familia y la escuela se unieron a favor del niño; el hijo-estudiante.
Además, esto ayudó a concientizar a las familias en su rol de protectoras de sus hijos (el valor a la vida, pues “afuera” estaba ( y continuará por un tiempo más) el coronavirus y no podía exponerse de ninguna manera al niño; se favoreció también en la formación de la resiliencia en los niños y sus familias, al confiar que como padres jóvenes podían desarrollar y recuperar las habilidades parentales con el único interés en desarrollar una familia en la cual prime el diálogo, el amor, el trato horizontal, equitativo y de derechos.
C) MAESTRAS .- Finalmente y no menos importante, el proceso de transformación digital cayó en manos de profesoras, quienes debimos sumar experiencia (en algunas casi 30 años en educación) y juventud profesional (egresadas con uno o tres años de experiencia) para afrontar esta crisis demostrando que la educación inicial no podía parar; por esto se recurrió al aprendizaje colaborativo teniendo como metas el aprender a trabajar en redes virtuales, no tener temor de navegar en lo desconocido, ímpetu por aprender la tecnología que estaba al alcance, capacidad de trabajo en equipo, pero lo más importante, continuar con vocación, creatividad, capacidad de investigación y oportunidad en esta situación que se avizoraba como la “nueva normalidad”.
Ahora que ya vivimos en este nuevo paradigma, donde las maestras nos hemos convertido en expertas en crear sesiones divertidas, amenas, interactivas y con contenido académico que sobrepasó las expectativas pues los niños y niñas disfrutan el estar en casa, aprender con la tecnología y desarrollar sus habilidades – todo con el apoyo de la familia - , podemos decir que no sabíamos que estábamos preparadas para afrontar el nuevo modelo, pero sí confiábamos en lo que hacíamos.
Ahora somos una comunidad educativa digital, ya no existen barreras territoriales. Todo un reto que implica posicionamiento académico, capacitación, establecimiento de procesos, y otros, lo cual supone un plan de reactivación cognitivo que es progresivo; los niños están en pleno crecimiento y desarrollo cerebral que no se ha visto menguado gracias al buen uso del componente digital (los medios de comunicación son ahora un espacio educativo y no solo de entretenimiento), a maestras con vocación y apertura al cambio, y a que el hogar se volvió un espacio formativo y educativo. Se ha logrado generar, inspirar, crear, innovar en el campo que considero es el más difícil de la educación, la educación inicial….
Los educadores necesitamos a las familias, y los niños y niñas necesitan a los miembros de su familia para sostener el aprendizaje brindado por los educadores; cuanto más pequeño sea el estudiante, mayor será la necesidad del contar con la presencia del adulto.
Ahora sigamos pensando en esta nueva educación ….
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